Salmos 51:2-13 Lávame por completo de mi maldad, y límpiame de mi pecado. (3) Porque yo reconozco mis transgresiones, y mi pecado está siempre delante de mí. (4) Contra ti, contra ti sólo he pecado, y he hecho lo malo delante de tus ojos, de manera que eres justo cuando hablas, y sin reproche cuando juzgas. (5) He aquí, yo nací en iniquidad, y en pecado me concibió mi madre. (6) He aquí, tú deseas la verdad en lo más íntimo, y en lo secreto me harás conocer sabiduría. (7) Purifícame con hisopo, y seré limpio; lávame, y seré más blanco que la nieve. (8) Hazme oír gozo y alegría; que se regocijen los huesos que has quebrantado. (9) Esconde tu rostro de mis pecados, y borra todas mis iniquidades. (10) Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio, y renueva un espíritu recto dentro de mí. (11) No me eches de tu presencia, y no quites de mí tu santo Espíritu. (12) Restitúyeme el gozo de tu salvación, y sostenme con un espíritu de poder. (13) Entonces enseñaré a los transgresores tus caminos (Sendas, Torá), y los pecadores se convertirán a ti.
"Yo soy el camino, la verdad y la vida, nadie viene al Padre sino por mí". S. Juan 14:6.
lunes, 2 de diciembre de 2013
LA BIBLIA. SALMOS 51. del REY DAVID. Recogido de un texto del Blog: Rompiendo paradigmas.
Salmos 51:2-13 Lávame por completo de mi maldad, y límpiame de mi pecado. (3) Porque yo reconozco mis transgresiones, y mi pecado está siempre delante de mí. (4) Contra ti, contra ti sólo he pecado, y he hecho lo malo delante de tus ojos, de manera que eres justo cuando hablas, y sin reproche cuando juzgas. (5) He aquí, yo nací en iniquidad, y en pecado me concibió mi madre. (6) He aquí, tú deseas la verdad en lo más íntimo, y en lo secreto me harás conocer sabiduría. (7) Purifícame con hisopo, y seré limpio; lávame, y seré más blanco que la nieve. (8) Hazme oír gozo y alegría; que se regocijen los huesos que has quebrantado. (9) Esconde tu rostro de mis pecados, y borra todas mis iniquidades. (10) Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio, y renueva un espíritu recto dentro de mí. (11) No me eches de tu presencia, y no quites de mí tu santo Espíritu. (12) Restitúyeme el gozo de tu salvación, y sostenme con un espíritu de poder. (13) Entonces enseñaré a los transgresores tus caminos (Sendas, Torá), y los pecadores se convertirán a ti.