Un estudio bíblico de la mano del Pr. Bullón para entender la diferencia entre la GRACIA, y la LEY, y la relación que hay entre las dos promesas de Dios para la humanidad.
Somos salvos por la gracia y por ella también somos lavados con la sangre del Señor Jesucristo, por su amor es su "maravillosa gracia", y nos lo dio el Padre Celestial para que podamos volver a vivir con Él.
Pero también necesitamos la Ley desde el momento en que hemos sido salvos y lavados con la gracia del Señor, y preparados para recibir el "corazón del Nuevo Pacto" que lleva Sus Mandamientos y todas las normas de la Ley Moral, siendo el Padre y Cristo Jesús quienes nos ayudan diariamente a través de la obra del Espíritu Santo en nosotros para poder cumplir Su Ley de forma natural y con un "yugo suave y una carga ligera" que Cristo nos regala viviendo en nosotros cada día.
De forma que es Dios (Padre, Hijo y Espíritu Santo) quien nos da el nuevo corazón con los Mandamientos escritos en ese corazón y es Él quien hace que los cumplamos, para nuestra felicidad, libertad y así podamos aprender a amarnos unos a otros viviendo en perfecta armonía para siempre.
Por eso no solo es la gracia, o solo la Ley, sino las dos juntas y cada una en la forma y tiempo en que las necesitamos para nuestra conversión y restauración, en una sola experiencia o vida, en la que hay que decidir sobre nuestra existencia. Esta cuestión el Señor la deja en nuestra voluntad, porque Él juzga nuestras acciones pero no decide por nosotros. Nos ha hecho libres, porque Él es Dios y es libertad y Justo en todo lo que hace, no nos quiere como autómatas, sino seres libres para elegir.
Una vez que decides Él juzgará el resultado (las obras o frutos) de tu elección según tu comportamiento en base a Su Ley Moral y Espiritual eterna.
Y es una Ley en base a Su gracia: "suave y ligera, no gravosa, más dulce a mi corazón que la miel a mi boca".