martes, 10 de diciembre de 2013

3 Claves para alcanzar a los Perdidos

3 Claves para alcanzar a los Perdidos
“…¿Y CÓMO PUEDEN OÍR DE ÉL A MENOS QUE ALGUIEN SE LO DIGA?” (Romanos 10:14 NTV)
Un escritor comenta: “Estaba visitando a mis padres y necesitaba cortarme el pelo, así que me fui a la peluquería que frecuentaba mi madre. Mientras Jim, el dueño del establecimiento, me cortaba el pelo, empezamos a hablar de asuntos espirituales. Cuanto más hablábamos… más me cortaba. Acabé con el pelo muy corto, pero nuestra conversación acerca de Jesús había merecido la pena. De vuelta a casa le sugerí a mi madre que invitara a Jim y a su esposa a la iglesia, pero me contestó: “Ésos no están interesados en la iglesia en absoluto… llevan una vida muy desordenada. No conozco a nadie más alejados de Dios”. A pesar de ese comentario, la siguiente vez que mi madre fue a la peluquería, hizo una oración en silencio: “Señor, no creo que esta gente esté interesada en Ti. Pero si quieres que les hable… haz que pase algo”. En ese momento la esposa de Jim dijo a mi madre: ‘Entiendo que usted asiste a un grupo donde se tratan temas espirituales; nos gustaría asistir”.
Con el tiempo mis padres oraron con Pam y Jim para que aceptaran a Jesús como su Salvador. Pero todo empezó con una conversación con el peluquero mientras hacía su trabajo. La reacción de esta pareja no es habitual, porque la mayoría de los cristianos pasan casi todo el tiempo con otros cristianos… Cuando se trata de asuntos serios… las personas escuchan a aquellos en quienes confían… sobre todo en temas espirituales. Pregunta Pablo: “...¿Y cómo pueden creer en Él si nunca han oído de Él? ¿Y cómo pueden oír de Él a menos que alguien se lo diga?” (Romanos 10:14 NTV). Por lo general, las personas alcanzadas para Jesús, han llegado a Él a través de amigos, no de extraños. Por ello, cultiva buenas relaciones con los camareros de un restaurante al que vas con frecuencia, o con tus compañeros de gimnasio; invita a cenar a tus vecinos… sigue el ejemplo de Cristo y hazte amigo de aquellos que no conocen de Dios”.
“…¿Y CÓMO PUEDEN OÍR DE ÉL A MENOS QUE ALGUIEN SE LO DIGA?” (Romanos 10:14 NTV)

John Ortberg escribe 3 Claves para alcanzar a los perdido:

1) “No des a nadie por perdido.

Jesús alcanzó a los recaudadores de impuestos, los leprosos, los pecadores y los gentiles; al aceptar el mensaje de Cristo, los líderes religiosos se escandalizaron… A lo mejor hay alguien en tu mundo a quien tú ya has dado por perdido… un pariente que ridiculiza tu fe… un conocido que se ha opuesto durante años… alguien tan sumergido en el pecado que no crees que haya para él esperanza. Nunca descartes a nadie… porque no sabes cuándo se le va a ablandar el corazón o cómo lo va a tocar el Espíritu de Dios”.

2) Ponte en el lugar de la otra persona.

Continúa Ortberg: “Muy cerca de la casa de mis padres se encuentra el mayor templo budista de los Estados Unidos. Me atreví a entrar en él, y la experiencia me enseñó mucho acerca de lo intimidante que resulta entrar en un lugar sagrado cuando no se conocen las costumbres. Cuando invites a alguien a la iglesia, la persona estará más inclinada a hacerlo si va contigo. Luego se toman un café juntos y hablan de la experiencia”.

3) Sé las manos y los pies de Jesús.

La ley judía prohibía a los leprosos entrar en contacto con los sanos. Pero cuando uno de ellos se acercó a Jesús, Él extendió el brazo y tocó a este hombre a quien nadie había tocado durante años (Marcos 1:40-45). ¿Se contagió Jesús con la lepra? No, pero el leproso se contagió del evangelio, porque Jesús era más contagioso con el poder de Dios de lo que era el leproso con su enfermedad. Sé un cristiano contagioso que infecta a otros con el amor de Dios. Fíjate en tus manos. ¿Cuántas veces las extiendes para atraer y tocar a alguien lejos de Dios? Durante dos mil años, Su reino se ha expandido del mismo modo: por medio de creyentes que alcanzan a otros y los llevan a Jesús.